El debate entre el materialismo y espiritualismo, la relación mente-cerebro y del cuerpo con el alma, hoy parecen rendirse frente al ocaso de la metafísica y la supremacía del positivismo, racional y pragmático de la ciencia y la tecnología. Disciplinas como las matemáticas, biología, física, química, genética, la cosmología y también la filosofía, han incorporado un cuerpo nuevo de conocimientos, modelos y conceptos como la teoría de sistemas, especialmente de los sistemas dinámicos complejos fuera del equilibrio, sistemas disipativos, teoría del caos, autoorganización , autopoyesis, redes complejas y otros que han modificado las visiones sobre el ser humano, la vida y el mismo conocimiento que intenta dejar atrás el dilema idealismo-realismo o idealismo-determinismo fisicalista. En esta línea parece interesante revisar someramente los aportes de Maturana y Varela, especialmente con la "enacción" y "los micromundos y microidentidades" asociados con la cognición e intencionalidad, la propuesta sobre el ser humano como "medianemente cognitivo" de P. Razeto, los filósofos J. Guitton con su "metarrealismo", Hans Jonas con su "biología filosófica" y especialmente a Zubiri con su aporte sobre la "inteligencia sentiente", que ha derivado aportes como el del psiquiatra Pelegrina y su planteamiento sobre el "cerebro membrana" y lo mental, como frontera(s) entre la persona y el mundo. Lo anterior se hará contrastando algunos planteamientos filosóficos y los derivados de la neurobiología, como los aportes sobre los sistemas motivacionales -emocionales de A. Damasio, las características del desarrollo cerebral del adolescente, y los derivados del consumo de drogas, que intentan caracterizar al cerebro-mente y su relación con la realidad-mundo, como un sistema con niveles funcionales integrados ,de redes y patrones neurales y de significado y sentido, autoorganizado , dinámico complejo, y fuera del equilibrio (¿autopoyético? ).